Hace poco has abierto un nuevo espacio,
se podría decir que estas en expansión.
Expansión,
crecimiento o locura. Hace poco estamos nuevamente en Lima, luego de un periplo
por Europa. Ahora tenemos un nuevo espacio en Rufino Torrico.
¿Es una locura vender libros en Lima?
Vender
libros sí es un buen negocio, la prueba de esto son los grandes distribuidores,
que incluso están metiendo sus libros a supermercados como Tottus. El problema
no es qué vas a vender, sino cómo lo haces. Estas grandes empresas están trayendo
libros a precios bien baratos y a veces
no se traduce eso en el precio final. La diferencia es que entre los
pocos libreros que existimos, estamos tratando de darle una imagen distinta al
oficio, dejando un poco de lado la autoayuda, libros de consumo masivo, estamos ofertando una especialización
o una nueva visión de la lectura.
¿Le han puesto la cruz a los libros de
autoayuda?
Yo
nunca digo de esta agua no he de beber, pero
no creo que termine vendiendo autoayuda, o a lo mejor sí, depende de lo
que pueda sustentar el crecimiento de la empresa.
Tú dices que vender libros es un gran
negocio ¿entonces, es un mito eso de que
en el Perú no se lee?
Siempre
se leyó. Yo recuerdo mucho cuando ingresé a San Marcos, no había internet,
teléfonos celulares, y en San Marcos había tres teléfonos públicos, y casi
nadie tenía teléfono en casa. Por esa época lo libros no se importaban mucho,
era poquísimo lo que se importaba. Eran tres o cuatro importadoras por esa
época; había una que traía libros soviéticos, y justo en el año 1980
quebraron. Esa época también estaba Juan
Mejía Baca, el librero importador más prestigioso. Ahora hay como diez
importadoras grandes que mueven mucho dinero, tú lo ves en la Feria del Libro
de Lima.
Tienes ya casi treinta años en el negocio
de los libros, cuéntame ¿cómo fueron tus inicios?
Los
treinta años no han sido completos, siempre hemos estados dando bandazos, yo
comencé con mucha gente en La Colmena, comprando y vendiendo discos. Recuerdo
muy bien que en esa época no se importaba libros. En esa época como no había
internet, no se podía descargar música como ahora, si tú querías tener la
colección completa de Los Beatles, tenías que canjearlo con otro
coleccionista, entonces apareció la posibilidad
de vender en la primera cuadra del jirón Quilca, que entonces estaba
empedrada; comenzamos a trabajar ahí y
pusimos nuestros discos, nuestros casetes y nuestra biblioteca completa.
¿Tu biblioteca personal?
Claro,
yo recuerdo mucho que un amigo me donó sus trescientos libros porque ya se iba
de viaje; en esa época se conseguían cosas maravillosas. En el año dos mil me
tuve que ir por una cuestión de trabajo a España y me quedé cerca de siete
años. Cuando regresé vi cómo era la situación y vi que definitivamente había
oportunidades de desarrollarse. Hay un montón de editoriales que acá no tenían
representación, que felizmente ya están teniéndola, y había un rango de
posibilidad de venta que es interesante, con editoriales argentinas y
mexicanas.
Mucha gente dice que los libros peruanos
son muy caros y los importados son baratos.
Lo que
pasa que los importados lo cogen a precio bajísimo, sobre todo porque esperan
que pase de “moda”; al libro español, una vez que ha pasado una época, le bajan
el precio, lo liquidan, porque para ellos es mucho más barato liquidar un
título que guardarlo para el próximo año. Depende mucho de la habilidad de los
importadores que lo traen a un buen precio.
Ahora, el libro peruano tiene limitaciones con respecto al papel, el
precio del papel, y limitaciones también con el tema de distribución. Lo que
pasa con los autores peruanos también es que las librerías tienen una cantidad
grande de libros y te pagan cada seis meses y eso es complicado.
Si es que te pagan…
Así
es, y encima te hacen un lío.
Muchos autores tienen problemas con los
editores porque creen que no les quieren pagar, pero en realidad el problema de
todo esto son las librerías que muchas veces no pagan.
Claro,
el precio final es el problema, otro problema es también, quién te vende libros
peruanos. Saca tu cuenta, son tres o cuatro librerías que venden libros
peruanos, es como pedirles un favor para que vendan libros peruanos. Para ellos
es mucho más fácil vender trescientos ejemplares de John Green y van a vender un ejemplar de Marco Martos.
¿Cuál es tu mirada sobre este fenómeno
de las editoriales independientes?
Cuando
llegué acá no conocía muchas editoriales independientes, creo que desde el 2005
o el 2006 comenzaron a aparecer, y todas con mucho prestigio y mucho trabajo.
En el camino he visto cómo muchas editoriales se han dedicado a promocionar
autores desconocidos, de calidad y de no de tanta. Otras editoriales son un
poquito más principistas y publican solamente poesía, y no sé cómo hacen,
porque vivir de vender libros de poesía es imposible.
¿Se vende libros de poesía?
Sí, lo
jóvenes buscan cosas, los muchachos de entre 20 y 40 se están dedicando a
comprar libros de poesía, pero primeras ediciones a precio de colección. Y lo
bueno o lo malo de las editoriales peruanas es que en los últimos cincuenta
años han tirado como máximo quinientos ejemplares.
Cuántas de estas primeras ediciones han
llegado a tu mano.
Casi
todas, algunas cosas de Sologuren, Vallejo, Westphalen y Carlos Oquendo de
Amat.
Háblame de la revista Cosmópolis que
llegó a tus manos.
Cosmópolis
es una revista que salió en el año 1927, incluso dos años antes que Amauta, y
ahí se publicó un poema de Carlos Oquendo de Amat que se llama El hombre que no
tenía espalda, un poema que se había
convertido en una leyenda urbana, todo el mundo hablaba de ese poema pero nadie
lo había leído, incluso figura publicado como cuento.
Cuéntame del Centro Cultural Carlos
Oquendo de Amat.
El
Centro Cultural es una forma de engancharnos con la gente que nos lee y nos
compra, diferenciarnos un poco de los grandes almacenes. Ahora estoy en lo que
era la librería Madga Portal en Rufino Torrico, somos cuatro personas que
estamos aquí y estamos tratando de influenciar para que se haga un movimiento.
Ya habido presentaciones de libros, aquí se presentó la tercera edición del
libro de Martín Roldan Generación Cochebomba, un libro que se sigue vendiendo
muy bien. También se presentó una agenda erótica que la hicieron Alfredo Vanini
y Félix Álvarez.
¿Qué encontramos en este nuevo espacio?
En la
parte de adelante tenemos todo lo que es música de todos los tiempos, a cargo
de Pajarito Record, al costado tenemos a nuestro amigo Félix Damián, que tiene todo el tema de internet, copias y
papelería, entre otras cosas. A mi costado esta nuestro amigo Hilton Prieto con
toda una variedad de ediciones de normas jurídicas, administración, economía, y
Rocinante, con una variedad de libros literarios.
¿Y los precios?
Bueno,
aquí estamos en campaña permanente, con descuentos de 25 y 30 % durante todo el
año.
Para finalizar ¿el Boulevard de la
cultura de Quilca se cierra?
Lamentablemente
sí, ellos han ganado el juicio y solo falta que nos llegue una notificación
para desalojar. En su momento tratamos de negociar pero el Arzobispado de Lima
no quiso negociar. Así que ellos están en su derecho, es su espacio. Pero
también es una pena que ni a la Municipalidad de Lima ni el Ministerio de
Cultura les ha interesado el tema. El Boulevard de la cultura es un espacio
importante dentro del centro de Lima y va desaparecer. Tengo entendido que se
convertirá en cochera y también piensan hacer una moderna galería.
LUGAR: RUFINO TORRICO 899, CENTRO DE LIMA.
(CRUCE CON QUILCA)
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