jueves, 1 de diciembre de 2022

EL MOMENTO DE NUESTRA LIBERACIÓN

En el anterior escrito de relatos de amor que cambian vidas hablamos de la muerte y siendo un episodio de nuestra vida donde hay lamento y tristeza puesto que todos amamos y cuando alguien cercano deja esta vida nos apesadumbramos, nos entristecemos porque se aleja y no volverá más, ciertamente se entristece el alma, y es en exceso cuando las circunstancias en que se pudieron dar, dicha muerte, hayan sido perceptiblemente muy conmovedoras.

Muchos como yo pensamos que debemos tener una muerte digna; pero qué pasaría si no llega a ser así, un versículo en apocalipsis realmente abrumador es el siguiente.

Apocalipsis 11, 7 – 12
Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por
Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

La verdad que nadie quisiera una muerte así, pero lo que viene después es de lo más alentador, pues tras tres días y medio sin ser sepultados Dios envía un espíritu de vida y los resucita para luego llevárselos al cielo.

Una muerte es trágica cuando se pierde esperanzas que Dios tiene poder para llevarnos a su reino celestial, así que la confianza puesta en Dios es más grande que los temores que infunde este mundo.

Incluso se llega a pensar que la muerte es trágica. Pero si tuviéramos realmente fe en Dios deberíamos encontrar un estímulo para superar, tras las penosas dificultades a la que nos sometemos día a día, esa barrera que piensa imponernos la muerte.

Quien no se ha topado con un suceso fatídico lamentable de cerca o también de lejos, pero que nos ha trastocado en cuerpo, mente y alma, quizás alguien haya vivido un episodio donde estuvo cerca de perder la vida y esto que puede pasar uno, lo han pasado muchas personas, sabemos que algunos estuvieron en circunstancias así y hoy ya descansan porque perecieron al no lograr salir con vida.

Aunque el texto anterior trató de ser esclarecedor este último estoy seguro que reafirma el concepto que se dio de la muerte; se logrará esclarecer mucho más acerca de esta parte de nuestra vida y como se debe afrontar, para no caer en el desánimo o en la desesperación.

Acompáñenme en el último relato del año de la serie relatos de amor que cambian vidas; es la última lectura del año –Diciembre– «el momento de nuestra liberación».
Dios nos ha hecho una promesa es que todo aquel que no esté inscrito en el libro de la vida será llevado al lago de fuego; es un texto bíblico muy fuerte, para quienes piensan no estarlo, pero entonces quién no está inscrito en dicho libro.

Veamos entonces que es lo que menciona las escrituras.

Lucas 21, 28
Cuando todo esto comience a suceder, cobrad aliento y levantad la cabeza, porque vuestra liberación ya está cerca.

Este texto se refiere cuando vemos que las señales descritas unos versículos antes.

Lucas 21, 25
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas.

Pareciese contradictorio, pero no lo es, todos conocemos la oración que nos enseñó Jesús, sí, el Padre nuestro, en la tercera oración indica «venga a nosotros tu reino» entendemos que aquí y ahora estamos bajo el reino de hombres que gobiernan con prepotencia y haciendo alarde de su autoridad (Mateo 20, 25), pero en todo si nos conducimos bajo obediencia a Dios, ningún mal sobre nosotros prevalecerá (Mateo 16, 18) entonces cuando nos indica en el primer pasaje «vuestra liberación ya está cerca», es que el reino de Dios se impondrá a todos, no solo nosotros sino que se instaurará en el mundo entero.

Entonces es claro que no tenemos motivos para acongojarnos ni entristecernos.

Mateo 24, 6
Y cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; es necesario que todo esto suceda, pero todavía no es el fin.

Está muy claro en estos dos textos el mensaje clave es no nos alarmemos, no decaigamos, todo lo contrario, acordaos de las palabras que nos está diciendo Jesús, erguíos y levantad la cabeza. Quienes no entiendan su mensaje seguramente se sentirán abatidos, porque oyendo no escuchan y mirando no ven (Mateo 13, 13) ¿Quiénes son aquellos que no pueden entender este mensaje?

Apocalipsis 9, 6
En aquellos días los hombres buscarán la muerte y no la hallarán; y ansiarán morir, y la muerte huirá de ellos.

En este contexto la muerte trae fin al sufrimiento, pero hasta la muerte huirá de ellos y ellos son quienes ponen su confianza en otros hombres y no en Dios, ponen su confianza en las riquezas y no en Dios, quienes hacen el mal, los fornicarios, adúlteros, los hechiceros, los idólatras, son aquellos que no reconocen al hijo Dios, lo que mucho nos habló Jesús.

Lucas 17, 22
Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán…»

Todo esto trae mucha confusión puesto que es llegar a la cúspide de nuestra realización cuando vemos que Jesús indica.

Lucas 17, 33
Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.

Jesús entregó su vida por nuestra salvación y fue un precio muy alto, su sangre derramada en la cruz, entonces indica, también, que haremos grandes cosas y mayores de lo que Él hizo, es porque sin haberlo visto lo conocemos a tal punto que podemos hacer lo que nos ha indicado.

Como se ve Jesús habló mucho de la salvación no solo a los pobres también a los ricos, aunque muchos creyeron también es claro decir que muchos diciendo que tenían la ley completamente clara no siendo realmente así porque todo lo revelado en la biblia tiene una sabiduría divina, así que mucho de allí permanece sin descubrirlo plenamente porque no tenemos la sabiduría de Dios, pero entendemos gran parte.

Fueron los fariseos, los maestros de la ley y los escribas todos ellos sabios en la interpretación de las sagradas escrituras que llegaron a la conclusión de enviar a Jesús a morir en la cruz.

Es claro entonces que, ellos en todo momento buscaron salvar sus propias vidas y es por eso dicha la enseñanza recae en ellos o pesa más en ellos.

Recuerden estas parábolas acerca de la misericordia de Dios.

Pasó un maestro de la ley lo rodeó y se fue, también pasó un escriba de igual modo lo rodeó y se fue, pero un samaritano que iba de camino se apiadó de él, curó sus heridas, lo llevó a una posada y pago por que se quedase allí y se recuperase, aún más, dijo que cuando regresase si el gasto es mayor lo pagará también.

Aquí es Jesús que se apiada de aquel viajero caído en las garras del demonio, dejándolo a punto de morir, lo cura, lo lleva a recuperarse en una posada donde lo deja; con dos monedas paga la posada en indica, también, si necesitará de esta cantidad los pagará cuando vuelva (al final de los tiempos o en su segunda venida).

Jesús quién es, nació como alguien humilde, no nació como rey no tenía cosas materiales, no usaba ropa de suntuosa o de mucho valor; pero el corazón o el espíritu de Dios puede hacer lo que hace con esa persona que ha caído en las garras del demonio, tiene el poder de recogerlo, perdonar sus pecados y pagar para que se restablezca, cuando regrese en su segunda venida.
«el momento de nuestra liberación».

En esta otra parábola, habla un poco acerca de los fariseos «aquel hijo mayor (en representación de los fariseos) al oír la música de fiesta y las danzas que hizo su padre tras el regreso de su hijo menor, por quien había mandado matar al becerro más gordo (aquel becerro gordo o robusto es Jesús mismo) para que se regocijen por el regreso de su hijo menor, prepara un banquete; pero aquel hijo mayor se enojó y no quiso entrar, indicándole «yo siempre estuve al lado tuyo, nunca te desobedecí, y no hiciste una fiesta para gozarme con mis amigos, pero aquel hijo que despilfarró su herencia en una vida de desenfreno con rameras, le haces una fiesta y matas al becerro gordo».

Entonces el papá replica «todo lo que es mío es tuyo, no te hace falta nada porque siempre estuviste conmigo, en cambio era necesario regocijarnos porque tu hermano que había muerto ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado».

Cuando Jesús hablaba en parábolas los sacerdotes, levitas y fariseos entendían perfectamente, al punto de querer matarlo porque hablaba de la hipocresía de sus actos, de las cosas terribles que pasarían, porque olvidaban el mandamiento principal de Dios, olvidaban la esencia de la ley, que es el amor, amar a Dios y al prójimo como a uno mismo.

He notado que científicos y sabios hablan que la esencia de Dios es el amor, pero piensan que el amor tiene fin y llega a su fin, creen que el mundo también llegará a su fin, lo que realmente sucederá es que vendrá Dios a reponer esa parte de amor que faltase en el final de los tiempos, porque Él es principio y fin, simplemente nunca termina, tomamos un significado erróneo del amor, el amor es Dios y es principio y fin, simplemente es inagotable.

El amor se manifiesta en perdón, misericordia, sabiduría, corrección, sanidad y todo lo bueno que existe en todos lados y en todo tiempo, pero creemos que debemos atesorarlo de un modo que no le agrada a Dios, es por eso que nos indica clamen a mí y les responderé, llamen a la puerta y se les abrirá. Nosotros podemos morir, pero Dios en su inmenso amor nos hará vivir para siempre, heredaremos su naturaleza divina, heredaremos el reino de los cielos.
También se ha dicho que en el final de los tiempos.

Apocalipsis 16, 9b
Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

Muchos culpan y aquellos días de estrepitoso caos blasfemarán el nombre de Dios y aun así no se arrepentirán, el único camino para llegar a su reino es el arrepentimiento, es volver la mirada a Dios, es perdonar, es amar, es ser fiel en el matrimonio, es no divorciarse de su esposa, es creer que Dios tiene poder sobre la muerte, tiene poder por sobre el diablo que es lo opuesto al amor, es dar la vida por el amigo, es no poner confianza en el dinero, es sobrellevar las dificultades con fe, es creer que Dios creó a la mujer como ayuda en todo lo que necesite su esposo, es creer en Jesús la plenitud de la revelación, creer que es el espíritu quien da la vida y no otras cosas materiales e inmateriales, es creer que el Espíritu Santo mora en nosotros guiándonos en el camino trazado por Dios.

Mateo 28, 20b
Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Juan 15, 18 – 19

Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a Mí antes que a ustedes. Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, sino que Yo los escogí de entre el mundo, por eso el mundo los odia.

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