miércoles, 9 de agosto de 2023

LA CUMBRE DE NUESTROS ANHELOS ESTÁ DADA POR DIOS

En el texto del mes de agosto del 2023 de la saga "El segundo año de los relatos de amor que cambian vidas" hallamos el favor de Dios en nuestros propósitos, aunque pareciese no tener sentido.

Si desea leer este relato aquí en el blog lo puede hacer, pero también puede leerlo en nuestras otras plataformas.

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Al final de esta publicación colocaremos el relato completo del mes. También queremos que sepa que puede leerlo de igual modo en nuestro Facebook y en nuestra cuenta de Linkedin.

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Ahora les dejamos el relato completo.

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LA CUMBRE DE NUESTROS ANHELOS ESTÁ DADA POR DIOS

Nosotros solemos hacer las cosas que pensamos que tenemos que hacer pues sería imposible creer que hiciéramos algo porque otros, y no nosotros, sintiésemos que debamos hacerlo.

Y cuando quizás pensemos que hemos hecho algo errado es porque no estuvimos preparados, pero quizás en un segundo intento o si seguimos intentándolo lo lograremos, sin embargo, en ocasiones luego de haber intentado bastante decidimos rendirnos.

Quizás si entendiéramos que con nuestras propias fuerzas no logramos nada; mas con las fuerzas de Dios se logra todo.

Siendo sincero ahora, lo diré de este modo, solía pensar que lo que hacía es porque estaba indicado realizarlo así y siempre lo he hecho porque es la decisión más acertada, no hacer lo que otros sienten que deba hacer yo porque al hacer lo que yo realmente siento no le importará a nadie y es la mejor forma que puedan aceptar algo mío los demás.

Sin embargo, Jesús nos dijo que debemos hacer el bien a nuestros enemigos porque eso tiene realmente mérito, no solo a quienes son nuestros amigos que es lo que solemos hacer.

Entonces me he percatado que debo hacer algo doblemente meritorio porque cómo hacer el bien a mi enemigo sin sentir estar haciéndome un poco de daño pues mi enemigo espera verse superior en todo y en cada cosa que haga.

Y eso si es muy laborioso, porque en cierta medida debo ceder a las pretensiones de él y deponer mis intentos de no perder la esencia de mí.

El impulso de ser yo mismo se termina con eso y empieza el sentido de ser un poco más como Jesús.

Pues Jesús siendo el hijo único de Dios dejó de lado este hecho, de estar sentado en su trono a la derecha del Padre, dejó este hecho para venir y hacernos ver que lo verdaderamente importante no es ser uno mismo para notar cómo es que Dios nos coloca su voluntad.

Jesús vivió y se crio como mucha gente humilde pues nació en un pesebre, es donde nacen los terneros, las crías de las vacas.

Supo encontrar la misión que se le había designado desde lo alto, logró saber cuál era su misión, al igual que todo ser humano creyente descubre la misión que tiene en este mundo. No vino alguien a decirle y nadie vendrá a nosotros a decirnos claramente cuál es la misión que tenemos en la tierra. Jesús no tenía la Biblia con Él allí aún.

Tenía los libros del antiguo testamento y encontró que Él era la persona que vendría para salvar a la humanidad, pero no era como Jesús, el hijo de José el carpintero, Él debía ser bautizado para nacer del Espíritu Santo, fue tras hacerlo que estuvo completamente encomendado y resuelto; tanto que Dios Padre encontró su predilección en Él

Poco después de este acontecimiento cuando estaba en la sinagoga como regularmente lo hacía; cogió un libro del profeta Isaías (en ese tiempo el libro era un rollo de papiro) y luego de decir «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”». Entonces, los que estaban con Él en la sinagoga y habían puesto sus ojos fijos en Jesús y notándolo dijo “hoy mismo se ha cumplido esta profecía y comenzaron a seguirlo”.

Sin embargo, poco después de haber proclamado ser el enviado de Dios querrán desbarrancarlo desde un peñasco en Nazareth; esto por mencionar que el profeta no es reconocido como tal en su propia tierra; Elías no acudió a ninguno del pueblo elegido después de una hambruna de tres años y medio sino a una de viuda en Sarepta de Sidón y el profeta Eliseo limpió a un enfermo de lepra que no era de Israel sino a Naamán el Sirio.

Estaba diciéndonos que su reino vendría prontamente en quien menos lo esperaban, su reino tendría destino en los que más alejados se sintieran del pueblo elegido.

Su carga es ligera y su yugo llevadero, puede ser exigente, sí, pero irá abriéndonos paso pues su Padre trabaja, así como Él también.

“El que quiera seguirme que cargue su cruz y me siga” no se ve muy alentador llevar una cruz sobre nuestros hombros; pero la respuesta está en Simón de Cirene o Simón el Cireneo que cargó la cruz cuando los soldados se lo pidieron cuando a Jesús se lo llevaban a morir crucificado.

No es nada alentador llevar la cruz de un condenado a muerte y el peso de llevarlo cuesta arriba también quita el interés a cualquiera, pero quien iba delante, de Simón de Cirene, era Jesús y si Jesús tiene un significado en nosotros pues es un honor ir al momento más solemne de todo el libro sagrado para cumplirse lo que había sido anunciado desde el inicio de los tiempos por los profetas y por Él mismo.

Hoy entiendo lo mucho que puede costar dejar nuestras pretensiones y dejar de lado los anhelos del corazón por colocar la misión de Dios por delante o primero que nosotros.

La voluntad de Dios está por sobre nosotros y si hemos entendido esto pequeño podremos entender que allí está la realización más grande que puede tener un hombre. La cumbre de nuestros anhelos es Dios.

El hombre se realiza plenamente asintiendo la voluntad de Dios en cada momento de nuestras vidas.

Era necesario que Jesús muriera pues así entendemos la voluntad que todo padre tiene por sus hijos el de recobrar el sentido de nuestra existencia a través del padre. Aun siendo malos podemos hacer cosas buenas por nuestros hijos.

No es definitiva la muerte aquí en la tierra si esta denota tener el sentido para Dios, por cumplir el deseo de engendrar más vida tras ello, nuestro espíritu da más vida en nuestros hijos en nuestros hermanos que cumplen obedecen las enseñanzas de Jesucristo el hijo único de Dios; vean las semillas que germinan, pero solo lo logran tras dar paso a la muerte de la semilla sembrada y tras morir da paso a mucho fruto.

Igual es en el hombre, pero el hombre posee este espíritu inmaterial y sí, está bien, también el cuerpo da más vida pues en vida tenemos hijos fruto de la unión con una mujer, ellos son parte de nuestro fruto.

Pero si solo logramos ver eso estamos incompletos, nuestros hijos heredan nuestras posesiones al morir.

Los hijos tienen los genes o ADN de sus papás, se parecen. Al nacer ellos traen similitudes de sus papás y muchas de sus características desde los rasgos faciales y corporales, así como similares emociones y afectos o modos de sentir y en mejor medida heredan sus talentos.

Eso no es nada nuevo es como ver a las semillas que tras ser sembradas el nuevo árbol es tan igual como la que se plantó.

En el hombre se logra una connotación especial, no ven como naciones enteras fueron exterminadas tras las penosas consecuencias de las guerras. Esto no se parece en nada a las semillas o a los animales porqué… cómo pueden estas muertes traer más vida o los frutos de las guerras engendrar frutos buenos.

Quizás algo no entendimos con la muerte de Jesús o el mensaje de la muerte de Jesús pues era la voluntad de Dios que sucediese así.

La muerte tiene una connotación de dolor, de sufrimiento y muchas veces se da tras largos y penosos días, meses o años de agonía.

Entendamos la muerte, ahora cómo sobrevino en el inicio de los tiempos.

En la creación no existía; sobrevino tras conocer, el hombre, el bien y el mal por comer el fruto del cual Dios prohibió a nuestros primeros padres.

No estaba destinado para el hombre saber la ciencia del bien y el mal, esto que nos hace ser como Dios y no tiene sentido en el hombre y por el fruto de ese conocimiento era necesaria la muerte.

Con Jesús la muerte recobra un nuevo sentido, el dar la vida en amor por los amigos enmarcado en nosotros los creyentes.

Desde Abel que sacrificó a las primeras crías en ofrenda a Dios, Abraham que hizo la voluntad de Dios en llevar a sacrificar a su hijo único Isaac y eso le supuso de agrado a Dios y le tomó como su amigo. En Jesús el hijo único que muere sacrificado en la cruz luego de venir a la tierra y dar su vida en amor a la humanidad.

El legado de Dios se ve plasmado en los hombres, es en el pueblo elegido donde vemos la realización del plan de Dios por la humanidad.

El evangelio o la buena noticia es el sacrificio o la muerte de Jesús. Con Jesús se termina el legado de barbarie y corrupción que significaba antes.

Entendemos, ahora, lo que anunció Juan el bautista cuando dijo “los declives han sido rellenados, los montes aplanados y los caminos han sido enderezados”. A todos se nos concedió la gracia de llegar a la verdad enmarcada en el sacrificio de Jesús.

Dejar de ser lo que anhelas porque lo que Dios anhela de ti cobra mayor sentido en nosotros; antes, generaciones tras generaciones se perdían; pero eso cambió con Jesús, ahora su palabra y sus enseñanzas se nos da generación tras generación y sus palabras son palabra de vida eterna, somo testigos de los milagros y la obra de Dios.

«Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclaméis las obras maravillosas de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable».

La certeza de hacerlo hará cobrar mayor fuerza nuestra realización, o la fuerza que de este acto nace; impulsa nuestros más grandes anhelos.

“Busca primero el reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura”. Las fuerzas se nos renuevan en las promesas de nuestro Señor Jesús. El amor de Dios se perfecciona en nuestras debilidades.

Jesús pudo entender la misión que su Padre había colocado en Él. Fue un hombre como nosotros con las tentaciones que tenemos, con el hambre del alimento del pan que nos sobreviene diariamente en mayor o en menor medida.

Con las pasiones de todo hombre, pero toda pasión la colocó debajo por la de su misión de cumplir la voluntad de su Padre. Solo así, fue posible conseguir hacer la voluntad que Dios Padre había colocado en Él.

Algunos podrán decir Él nació de una mujer virgen, nació sin pecado pues su Padre no fue José el esposo de María, quien lo engendró fue el Espíritu Santo, Dios Padre no puso estas cualidades en todos los hombres.

Tenía mejores condiciones desde todo punto de vista por sobre alguno de nosotros. Pero en realidad al ser así apenas llegó a oídos del rey de Judea, Herodes, acerca de su nacimiento en Judea donde gobernaba, para intentar matarlo.

Los magos de oriente habían traído la noticia a Herodes, indicándole que ellos venían desde lejos, oriente, para la llegada del Rey y esto atrajo la atención de Herodes a tal punto de ordenar a los magos que cuando hallasen al recién nacido regresasen y lo trajesen para que él también lo adorase.

Eso se menciona también en las revelaciones de Juan al final de la biblia en el libro de apocalipsis, “la bestia estaba esperando que el bebé nazca para que cuando éste naciese fuese devorado” pero la mujer fue llevada al desierto a un lugar donde la bestia no llegaría. Dios le había preparado un lugar fuera de su alcance.

Pero la bestia en el final de los tiempos será desatada y quienes no se percaten que éste, también llamado el dragón, cuando intente engañar a las naciones, como es su esencia de condenación, tendrán la herencia de este ser maligno, el infierno.

Al anticristo se le dará el poder de la bestia para hacer prodigios, e igualmente dará poder al falso profeta para reunir a las naciones para la batalla.

Los magos de oriente en sueños fueron advertidos que no volviesen donde el rey Herodes; es por eso que regresaron por otro camino a su tierra.

Esto que intentó Herodes, siendo él, el rey de Judea, para que su casta perdurara al conseguir matar al niño cuando nazca solo pudo venir del enemigo de Dios, el demonio. El poder y las riquezas lo mantenían en las tinieblas pues como todo humano segado por la banalidad de las riquezas, el poder y el placer jamás entendería el mensaje y el poder del verdadero Dios y tampoco de su reino.

Tanto que elucubró la idea de matarlo, siguiendo esta misma idea en la cabeza de que su reino humano perdurase con la muerte de quien vendría a ser el Rey de los judíos; y aquí se cumplen las escrituras cuando José, el esposo de María, llevó al niño y a María para marcharse a Egipto.

En clara connotación de cómo, satanás querrá ser autoridad por sobre los designios de Dios, lo que lo llevó a no estar más en el cielo y fue echado de allí y Jesús vio como satanás venía como un rayo que caía sobre la tierra.

Es el espíritu que imperaba en los tiempos de Jesús, cuando el rey Herodes era el rey de Judea, cuando el poder era emanado por las escrituras que las interpretaban los sumos sacerdotes, los escribas, los fariseos, en sí los doctores de la ley. Estaba enmarcado el poder sobre ellos y en el rey de Judea mismo.

Y eso pensaban habría de ser el rey de los judíos, no Jesús el hijo del carpintero, José. Jesús cuando hubo crecido anunciaba el convertirse a los caminos rectos de Dios, su mensaje del reino de los cielos para la vida eterna, de la llegada del fin de los tiempos y del infierno para condenación del demonio.

Mensaje que habían descuidado los que emanaban el poder de las escrituras en aquel entonces, los ancianos y los doctores de la ley.

Entonces, Jesús tras llamar la atención del poder romano y toda Judea, Galilea y los pueblos de Israel temían poder ser devastadas porque cada vez más personas lo seguían.

La idea del Rey de judíos cobra connotación cuando Pedro el discípulo que más quería a Jesús, lo recrimina para no dejar que Jesús muriera, entonces Jesús lo aparta diciendo que está pensando como satanás pues lo estaba llevando a desobedecer a su Padre.

Allí nadie podía entender aún los planes de Dios y eso mismo pasa mucho en nuestra actualidad.

Quizás no entendemos como Jesús corrige al discípulo que más amor le demostraba a nuestro Señor, Pedro. O quizás debamos de entender que en nuestras fibras más íntimas ligadas a nuestros anhelos no se puede conseguir algo sin la gracia del Espíritu Santo que es la verdad que ahora desborda.

En muchos pasajes de la Biblia empieza el relato enmarcado con estas palabras “En aquel tiempo” porque es imprescindible saber que en aquellos tiempos va a haber condiciones distintas que en nuestra actualidad. En aquel tiempo no existía la democracia o las elecciones democráticas, las autoridades estaban enmarcadas en un rey y el linaje de ese rey basadas en las escrituras del libro sagrado el antiguo testamento.

Vemos a los fariseos y a los doctores de la ley entregando a Jesús a las autoridades romanas siendo los conquistadores del pueblo de Israel, los opresores romanos. Igual es hoy los doctores de la ley al servicio de gobiernos humanos, sin reconocer la potestad de nuestro Señor Jesús.

Las autoridades judías, llenas de temor por las represalias que tomarían por la rebelión que podrían ocasionar los seguidores de Jesús lo entregaron a morir a manos de sus opresores siendo un pueblo conquistado.

Siendo hijos de Abraham y herederos del linaje de él pues se les concedía estas decisiones trascendentales del pueblo elegido, Israel.

Pero su muerte dada en servicio de los hombres logró una nueva connotación, la vida de los hombres o esta generación toma el sentido o se identifica en la muerte de Jesús en servicio y en obediencia a su Padre, Dios.

Recordemos un poco y veremos el modo de orar en el huerto de Getsemaní cerca del monte de los olivos estando cerca de ser arrestado y llevado a morir. Jesús pidió a sus apóstoles que permaneciesen en oración, que hicieran vigilia, porque se encontraba a puertas de cumplirse lo que en las escrituras se había profetizado muchos siglos antes.

Se alejó de sus discípulos se arrodilló y dijo “Padre si quieres aparta de mi esta copa” en otras versiones “si quieres no me hagas beber este trago amargo”; continuó “pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.

No querrán saber a qué se refiere con este trago amargo, porque es en clara alusión a lo que devenía tras su arresto, lógicamente. Pero podía alguien cargar con toda esta culpa, con los pecados de toda la humanidad, Él, un solo ser humano. Pues a eso nos referimos con que tuvo que dotarlo su Padre Dios con un hombre nacido de una mujer virgen, que se encarnó por obra del Espíritu Santo para que cuando llegase su momento final lograse cumplir con su misión sin desfallecer.

Es por eso que le prodigó un espíritu sin pecado o tal como Dios envió al primer hombre, Adán, pues este primer hombre no tuvo padres, su Padre fue Dios, no nació de una mujer, aunque tenía la naturaleza de nosotros, un cuerpo hecho del polvo de la tierra y mucho se oye hablar del polvo del universo o el polvo con que se formó todo el universo, las estrellas, los planetas, las constelaciones, las galaxias; sí, de ese mismo polvo fuimos hechos y es conocido lo mucho que se habla de la astrología y de cierto conocimiento que de allí se obtiene.

De esa misma naturaleza fuimos hechos los hombres, pero el hombre tras la trasgresión de la voluntad de Dios Padre vuelve a ser polvo.

Con la ciencia del bien y el mal, tuvimos conocimiento arraigado en nuestra naturaleza terrenal, cuerpo y mente; es así que, con nuestra naturaleza terrenal fuera de nuestro espíritu solo volveremos a ser polvo.

Es así que de allí parte la muerte tras ser como Dios al conocer el bien y el mal y reconocernos transgresores de su voluntad nos sobreviene la muerte y esa muerte perdió el poder con Jesús.

«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino».

Los milagros, el poder de sanar enfermos, de multiplicar el alimento… debemos creer al menos por las obras que nos mostró Jesús. De lo contrario regresaremos al polvo como el cuerpo que nos fue dado.

Tendremos nuevamente, en el fin de los tiempos y cuando llegue Jesús con poder y gloria, la vida que nos fue arrebatada por el demonio y que Dios impidió el acceso al hombre al edén o al paraíso porque no debíamos tener los frutos del árbol de la vida con esta antigua connotación.

Muchos cuando la bestia sea desatada, se negarán a tener la marca de la bestia en la mano derecha o en la frente o se negarán a adorar la estatua que de él (la bestia) se habrá edificado, sí, preferirán la muerte; tras reconocer a la bestia en el fin de los tiempos, la bestia del apocalipsis; y ellos entrarán en el reino de los cielos. La muerte que les sobreviene es de bendición porque el demonio solo tiene autoridad de matar el cuerpo.

Teman al que puede no solo matar el cuerpo, sino que puede echar el cuerpo y el alma al pozo del infierno.

Esta vida que nos ofrece el mundo es este polvo con que nos creó al inicio de los tiempos por eso es que nos bautizamos y morimos a esta naturaleza y es la nueva naturaleza de Cristo reluciente la que nos hace brotar nuevas fuerzas y que hacen que el infierno no prevalezca en quienes siguen a Jesús.

Debemos nacer de nuevo del agua y del espíritu.

El sol, la luna y las estrellas no existirán cuando esta tierra y este cielo pasen. Una nueva tierra y un nuevo cielo sobrevendrá. Dios mismo nos iluminará y su ciudad Santa Jerusalén iluminará a los hombres.

Jesús será la lumbrera de esta nueva tierra y este nuevo cielo, el fruto del árbol de la vida nos la dará cada mes, o sea, doce veces al año.

Los ciclos repetitivos de este mundo cobrarán otra connotación pues no habrá día y noche, las estaciones del año y todo ciclo como el agua que va al cielo para formar las nubes, las nubes que se elevan y se condensan para caer como lluvia, para formar nuevamente torrentes de agua como los ríos, lagos y mares que nuevamente vuelven al cielo; terminarán cuando un nuevo cielo y una nueva tierra llegue.

Viviremos en la luz, en la verdad y el camino que trazó Jesús en los corazones de los creyentes. El mal se extinguirá, la bestia, el anticristo y el falso profeta serán echados al fuego que nunca se apaga por la eternidad

El hijo del rey, Jesús, se casará con Jerusalén la ciudad santa vestida relucientemente como una mujer cuando espera al novio, nosotros la iglesia que en Él confiamos.

Dios Padre restablecerá sus designios originales, Jesús su hijo único gobernará con vara de hierro y reinado no tendrá fin.

 



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