Portada del mes de abril de la saga: El amor que nos cambia |
Las naciones se erigen bajo normas, leyes e instituciones que poco a poco quitan validez al hombre.
Los hombres deben ocultarse cada vez más porque estas leyes que los hace colocarse como gobernantes vienen cobrando mayor connotación y haciéndose más fuertes a tal punto que condenan al hombre a un destino desolador.
Jesús cuando estuvo entre nosotros nos dio a conocer que la autoridad de nuestros gobernantes proviene desde lo alto.
Babilonia símbolo del gobierno del pecado se erige bajo normas que, los propios hombres la formulan y que dan una aparente paz, pero que finalmente nos sepultará en un destino de condenación.
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BABILONIA EN TI SE ENCONTRÓ SANGRE DE PROFETAS
El señor dijo a sus labradores, no corten la cizaña porque no vaya a ser que por arrancar la cizaña se vaya a perder el trigo; dejen que crezcan juntos hasta que llegue el tiempo de la cosecha; entonces separaré el trigo a mi derecha para llevarla al granero y la cizaña al otro lado para ser quemada.
Verán que los hombres se desarrollan unos como cizaña y otros como trigo. La cizaña no tiene fruto servible o comestible, pero el plantío de trigo da los granos tan apreciados por el dueño de la viña. El sembrador no solo siembra también riega y cultiva el campo entero para que den abundante fruto. Todos queremos ser el trigo y lo somos, pero existe la cizaña.
El enemigo sembró la cizaña, es la voluntad de Dios el que ambos crezcan en el campo y se desarrollen juntos hasta que den fruto.
Al estar creciendo juntos no cabe duda de que todos en el sembrío entero se benefician enteramente de los cuidados del labrador.
La verdad es que al convivir o al crecer juntos se hace imposible no tener influencia uno del otro, esta lucha va a existir hasta el tiempo de la cosecha. En todo, el señor dueño del campo y quienes están a su cargo dan los cuidados necesarios su terreno de sembrío.
Pues verán el hombre no contiene enteramente el trigo como tampoco contiene enteramente la cizaña. Es la gracia de Dios actuando para que el trigo permanezca y dé fruto a su tiempo. Llegará la cosecha y en la cosecha lo que diferenciará a uno del otro serán los frutos, los frutos de la vida del hombre determinará el aprecio completo del señor.
No va a ser la planta del trigo porque ciertamente el plantío habrá perecido. Los que confían en Dios pese a tener algo de cizaña darán fruto. Confíen en sus frutos, sean estos sus hijos, sus discípulos, quienes los siguen, en lo que producen porque ellos darán a conocer de ustedes, estos frutos hablarán de su vida con o sin palabras.
Pero verán que en todo están los cuidados del labrador y Él tiene personas que lo ayudan no deja de regar nuestros más grandes anhelos, nos cultiva para que nuestras hojas fortalezcan, mueve la tierra y abona para que rebosemos, en nuestra planta, los frutos que el Señor anhela. Envía la lluvia, nos brinda los rayos del sol. Eso que hace Dios en nosotros es lo que expresa esta gran parábola que nos la dio a entender el hijo de Dios, Jesús.
Todo el ciclo de nuestra vida está bajo el amparo de Dios aun teniendo parte de esta cizaña que el enemigo sembró en el campo del dueño de la viña.
«¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios.»
Jesús claramente mencionó que Dios no nos juzga, Él no vino para condenarnos, sino que, todo hombre que en Él crea no perezca mas tenga vida eterna.
No neguemos tener la cizaña en el campo junto o dentro nuestro porque el mismo está mencionándolo al ser un hombre como nosotros, pero no duden que los frutos serán los que nos definan en los tiempos del fin.
El señor de aquel lugar se admiró de la sagacidad de su administrador deshonesto que se mostró más bondadoso con los deudores por el buen trato de él y con más astucia de quienes tenían consigo la luz.
Tenemos el espíritu similar al de nuestro Creador, el Espíritu Santo nos fue entregado a los 50 días de resucitar, Jesús, de la muerte en la cruz que se le dio.
El enemigo no está en nuestros hermanos, el enemigo es el que sembró la cizaña en el campo y es de nosotros saber que no es de carne y sangre. Son gobiernos, potestades, principados que se han venido erigiendo en este mundo lleno de dolor y angustia.
Verán que el administrador deshonesto actúa consecuentemente a la disposición de su señor; no opone resistencia por la decisión que le comunica. Allí toma medidas en cuanto a sus hermanos, no erige una cláusula para protegerse ante su despido, o no dispone hacer una ley para que algo así no vaya a ocurrir por personas que, como él, hayan caído. Ciertamente, reconoce haber obrado mal y toma medidas estando aún bajo el cargo que le había confiado su señor.
La forma de actuar del administrador deshonesto es elogiada por su señor en cuanto al trato que hizo con sus semejantes para caer en gracia de quienes puedan tomarlo a trabajar en adelante.
Verán que las leyes de este mundo, así también las instituciones que las formulan parecieran disponerlas en favor de los hombres, pero de ellas no se ve actuar a hombre alguno, no se ve a los hombres que las hacen cumpliéndolas o simplemente las leyes cobran vida para erigirse como que dan una paz aparente, pero que finalmente termina oprimiendo a los hombres a un destino de condenación.
Somos los hombres con el Espíritu de Dios que debemos de disponer o dominar la opresión de estas normas porque allí está enmarcada el enemigo.
Las instituciones que promulgan las leyes son dirigidas por hombres que poco a poco pierden valía. Es de cobrar conocimiento que no se ve a hombres actuando en las instituciones, el temor que infunden las propias leyes promulgadas los hace rehuir y agazaparse para actuar a oscuras.
Se imaginan que la democracia fuera a darse la molestia de dar explicaciones o mencionar sentirse culpable por haber dado muchos presidentes que aparentaron ser ovejas, pero resultaron ser lobos rapaces.
Es el motivo por que las instituciones de los países y gobiernos vienen actuando en la oscuridad de sus mismas leyes que se instituyen por encima de ellos y por sobre los hombres gobernantes, incluso por sobre la nación entera. Simplemente el temor de los hombres gobernantes y las personas de dicho país de verse inmersos como los responsables de la maldad que se inflige desde allí los responsabilizaría y los condenaría.
Si nos define claramente a los hombres esto que Jesús nos muestra en parábolas; no sintamos temor de reconocer todos nuestros actos, y si hemos de salir adelante habiendo obrado así y si Él no nos juzga, mostremos valor para afrontar sus consecuencias, que arrepentidos Dios seguirá fortaleciéndonos día a día.
«“¿Cuándo los castigarás?”, Entonces Dios les dio ropas blancas, y les dijo que debían esperar un poco más, porque aún no habían muerto todos los cristianos que debían morir como ellos.»
Todos seremos juzgados, pero nuestros frutos harán que se nos sea dados las ropas blancas en los tiempos del fin.
Como es que se manifiesta el enemigo de Dios, como es que esa cizaña sembrada en el campo del señor dueño de la viña se quiere perennizar en los hombres.
Empezar diciendo que los hombres creyentes y no creyentes todos tenemos esta cizaña en nosotros pues el enemigo no depone su actitud en todo instante de hacer caer a los hombres en sus garras. En todo va en contra de los designios de Dios.
Satanás condenado ya, no tiene parte en el cielo; vino a sembrar este espíritu de rebeldía en los hombres. Y lo logró en el primer hombre a través de la mujer de Adán, Eva.
Esto no le quita la perfección a Dios creador y eterno pues implantará el reino que le da a su hijo único, Jesús, nuestro Señor, al vencer los poderes de Satanás enmarcados en la muerte.
Al cumplir la voluntad de su Padre, Jesús, se inmoló por amor a los hombres.
Los hombres hoy debemos de reconocer como se impone los poderes de este mundo, para conducirnos por caminos equivocados fuera de lo que el Señor pretende con la humanidad.
Cómo es que el enemigo de Dios implantará su gobierno de destrucción para buscar hundirnos como él ya lo está.
Este mundo lo gobiernan hombres, cada nación tiene su forma de gobierno, pero vemos que cada vez más se unifica las formas de gobierno. La democracia se impone como una medida de solución para los problemas que aqueja el hombre. Y lo hace, en cierta medida.
Sin embargo, los hombres vienen perdiendo autoridad frente a los verdaderos poderes de este mundo que son constituciones políticas, leyes, normas, corrientes de gobierno, formas de gobierno, instituciones que buscan un aparente bienestar, pero que en el fondo enmarcan lo que el maligno quiere imponer.
Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por Él.
La biblia muestra que Jesús no les despojó de la autoridad a los gobernantes de su tiempo cuando estuvo en la tierra, aceptó la potestad que tenían.
Luego cuando fue a ser entregado al gobernador de Roma en Judea, Poncio Pilato, de manos de los judíos le dijo “no tendrías la autoridad que tienes si eso no te hubiera sido otorgada desde arriba”.
Someterse a la voluntad de este tiempo para que al morir se manifieste el testimonio pleno de Jesús en su resurrección es ahora un testimonio que vive en todos los hombres. Y esta vida que nos otorga también dará frutos en los hombres a través del Espíritu Santo que habita en quienes escuchamos la palabra de Dios y la ponemos por obra.
Los gobiernos de ahora son potestad de Dios, pero aquellos gobernantes que no reconocen la autoridad de Dios estarían cayendo en el pecado de envanecerse con el poder que ostentan.
No reconocen a Dios y en cambio reconocen las constituciones políticas, las leyes y las normas de gobiernos, las instituciones, las corrientes políticas y sus formas de gobierno como que allí está enmarcado su potestad y que no reconocen que deviene de Dios.
Y verán que todo aquello a lo que reconocen darle el poder para gobernar no es humano, nada parecido a algo como lo creado por Dios. No tiene un cuerpo, tampoco emociones, no sentimientos, ni pensamiento, finalmente tampoco tienen un espíritu. Verán que en mucho se parece, el diablo que es el padre de la mentira y el engaño lo hace muy similar a los designios de Dios para que todos seamos condenados. No tienen vida, la vida está en los hombres y Dios otorgó al hombre la autoridad para gobernar, en nada enmarca el poder que derivan de las potestades de este tiempo.
Los hombres debieran tener la autoridad otorgada por Dios, pero no tienen. El demonio instaura a través de instituciones y cosas sin vida su potestad.
El reino de Jesús no está en la tierra vive en el espíritu de los hombres que se entregan a su voluntad y es a lo que debemos seguir; el espíritu que es similar al de Dios en compromiso y decisión, lo único eterno y de más valor, que con salvarlo nos sobrepondrá de la muerte.
Es a lo que debemos seguir, llenos del espíritu por amor a Dios.
Es lo verdadero, lo real, lo que hace que nos conduzcamos a una vida plena en comunión con Dios y entre hermanos, ya que Dios está en la forma de convivir con los demás.
Pero cómo es que el hombre cae repetidamente y no reconsidera el conocimiento que le fue dado en el inicio de los tiempos cuando estaba en perfecta comunión con Dios. Cuando estuvo en el paraíso con su esposa para cumplir con los propósitos de Él. Los hombres al salir del edén y tener descendencia tuvieron una vida de dolor y sufrimiento, tratando de sobrellevar los nuevos designios de vida. No tenían a Dios como los tenían en el paraíso, pero Él los seguía guiando pese a tener ahora una naturaleza de pecado.
Siempre está con nosotros, solo que no sabemos como sobrellevar esta relación que tenemos, quizás porque no lo vemos, quizás porque sentimos que pecamos y que los pensamientos de este mundo nos obligan a tener una relación íntima y apartada. Porque entre nuestros hermanos y entre la iglesia tenemos recelo, quizás porque no nos vayan a sentir concordantes con la rigidez que allí se nos exige.
En todo el mundo, el reino del príncipe de este mundo se impone entre los hombres hasta hacerlo caer en lo más profundo. Cómo es que el príncipe de este mundo nos hace sucumbir una y otra vez sin piedad y nos envuelve en un halo de condenación de la que él ya tiene parte.
«Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.»
En el fin de los tiempos, cuando llegue la hora en que la maldad y la miseria que existe se acabe. Entonces, Dios indica no olvidar el castigo para esta ciudad símbolo del gobierno de este mundo o del príncipe de este mundo.
Este reino que hicieron los hombres para sobreponernos desde el inicio de los tiempos, al ser echados del paraíso Adán y Eva, para que el desorden ni el caos no fueran a imponerse. Es decir, el orden que impuso el hombre para sobreponernos a la dureza que había de sufrir en la tierra y con la descendencia o los hijos que debieran de crecer conjuntamente desarrollándose ellos mismos.
El primer hombre y la primera mujer no tuvieron esa paz de forma plena cuando estaban en comunión perfecta con Dios en el edén. Los ángeles se enamoraron de las bellas hijas de los hombres y tuvieron hijos con ellas, con esto el pecado abundó. Esta descendencia entre los ángeles y las mujeres, los gigantes nefilín, nos arrastraban a destruirnos allí en los inicios de los tiempos a todos los hombres sin posibilidad de la redención que Dios nos daría.
Cuando los eliminó en el diluvio, impuso el hombre dominio a través de los reyes o gobernantes como lo son ahora los presidentes para que se enmarcasen en los hombres el reino de los cielos que impondrá su propio hijo, la diestra de Dios, Jesús. Dios siempre tiene complacencia en su hijo. Lo dijo en varias ocasiones; una, cuando Jesús había sido bautizado por Juan el profeta que venía antes que Él.
En el rey David, Dios, había colocado la imagen de Él mismo como el gobernante que se ciñe a la voluntad de su creador, esto en el sentido que quería cómo sean los gobernantes de la tierra a partir de él. Pese a la naturaleza de pecado en los hombres la gracia de Dios llenaba más, hacía levantar los rostros decaídos por el pecado al desobedecer la ley.
Ya cuando Jesús vino se le dispuso a morir. Se le condenó a morir por los religiosos que enmarcan a los que se sentaron en la cátedra de Moisés, escribas y fariseos. Ellos pretenden negar la naturaleza y soberanía de Dios otorgada a su hijo único. Bajo la lógica humana, Jesús murió condenado por ellos. Pero Jesús fue claro en mencionar.
«Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad. Tengo el derecho de darla y de volver a recibirla.»
Entonces, porqué si Jesús que ya vino como hombre y entre nosotros. Por qué el hombre continúa yendo hacia el camino de la destrucción como si nunca hubiese estado, Él, con nosotros.
«Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.»
Son los gobiernos, principados y potestades las que gobiernan ahora, en esto se enmarca que no luchamos contra carne ni contra sangre. Ellos niegan que el puesto para gobernar deviene de Dios e indican que es por la ley que se erige a manera del gobierno de estos tiempos, no de carne tampoco de sangre como es lo que hizo Jesús, entregar su cuerpo y su sangre en beneficio por la humanidad.
Estas mismas leyes que instituyen igualmente los condena pues así también lo señala. Ninguno se ciñe como lo hizo el rey David que pese a haber caído estrepitosamente supo sobreponerse de su pecado como volver a la vida nuevamente; para que al final de sus días en la tierra fuera a dar su cetro de su gobierno a su hijo Salomón con quien se construiría el templo.
Esto lo enmarca a Dios, lo que puede hacer con quienes son capaces de volver a sus sendas sin importar las consecuencias de sus pecados. Pues bien, Dios destruirá a Babilonia, Dios no se olvida de Babilonia y en el final de los tiempos veremos su destrucción.
«Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones. Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.»
Babilonia en el principio cuando el hombre fue a poblar la tierra ya se erigía como sobresaliente entre todas las ciudades; que, aunque fue destruida persiste culturalmente en nuestros tiempos. Su modelo de gobierno persiste en la actualidad y se mantendrá tal cual al inicio en el final de los tiempos. Dios para implantar su reinado de paz debe poner fin a esta forma de aparente paz, pero que en el fondo solo guarda el pecado desde el principio de la humanidad. No debemos confundir entonces que la destrucción de dicha ciudad haya significado su fin, persiste ahora y hasta que Dios la destruya para tener un cielo nuevo y una tierra nueva en la eternidad.
Babilonia es la imagen simbólica del gobierno del pecado. En contraposición, Jerusalén es la imagen simbólica del reino de Dios que en el final se erigirá como la esposa del cordero. Si bien Israel es el pueblo elegido, la nación de cuyo padre Abraham tuvo una inmensidad de descendientes incontables como las estrellas del cielo e igualmente como las arenas del mar. Existen físicamente ambos lugares, pero se extiende por toda la tierra pues los hijos de Abraham están en todos lados gracias a la palabra de Dios que llega por los hombres que son el testimonio de vida que está en ellos.
Entonces la ciudad de Babilonia que enmarca no el reino eterno, no la paz que Dios nos da, no un padre lleno de fe, está de forma opuesta a todo designio que Dios nos da. ¿Qué enmarca Babilonia? Enmarca una cultura que pretende imponerse a través de los placeres que parecen ser la finalidad de los gobiernos de hoy en la tierra. En todo, esta ciudad también está físicamente pues sus abominaciones y de sus fornicaciones se extendieron los gobiernos de este mundo.
La religión africana, una de las muchas religiones que existen y que buscan revalidar el bienestar de este pueblo oprimido como muchos en el mundo indica que esta nación fue antes Inglaterra y que posteriormente y en la actualidad es Estados Unidos de Norteamérica. Babilonia significa confusión, al querer construir la torre de Babel, por los babilonios, Dios para que no la terminasen porque simboliza a Satanás queriendo erigirse más alto que Él mismo, hizo que cada habitante hablase un idioma distinto y así por la confusión se dispersen.
Más adelante el profeta Daniel indicaría que su gobernante Belsasar rey de Babilonia, hijo del rey Nabucodonosor, por beber en las copas y tazones del templo de Jerusalén que las habían traído a su palacio fuera a morir ese mismo día a manos del pueblo persa. En el banquete en que bebió tomando estos utensilios de Jerusalén una mano escribió en la pared el final que Daniel descifró.
La cultura estadounidense exactamente en la ciudad representativa Nueva York, las posturas de religiones africanas hacen ver que de ellos se trata. Nueva York es llamada la capital financiera del mundo y de allí se inician las más grandes campañas publicitarias y de la cultura que influye a todo el mundo para hacer lo que les es más conveniente. Aunque busca ciertamente el desarrollo de las naciones en gran medida, lo hacen a costa de enriquecerse sobremanera.
También es de notar que no todo el que se desenvuelve allí está haciendo esto o decirlo de este otro modo, muchos no saben exactamente que esto que hacen está contribuyendo a una cultura de opresión para pueblos enteros. Pareciera ser que esta cultura tienta a Jesús en el desierto tras su ayuno de cuarenta días.
«Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.»
Eso es lo que hace esta nación, tentar a Jesús, pero los gobiernos mundiales no son Jesús y por eso, Babilonia, está logrando hacer caer a todos los gobiernos del mundo. Aunque es necesario remarcar que cuando sean llevados, en los acontecimientos del fin, no todos allí son fruto del escarnio que Dios les dará.
«Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada; velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.»
Pueden estar dos personas en Babilonia cuando vaya a ser destruida, pero no todos allí serán objeto de esta destrucción. Vean que, Dios conoce perfectamente el corazón de las personas y en cada resquicio del corazón si hay algo que pueda llevarte a ser rescatado Dios no dejará que lo pases. Puedes pensar que tu hermano es doblemente merecedor del cielo, pero Dios es el único que tiene este poder porque es el único que lo sabe todo, lo ve todo y está en todos lados. Si Babilonia va a ser destruida y será grande su ruina es porque desde allí se financian las más grandes atrocidades del mundo.
Así como Israel y su ciudad Jerusalén es el lugar físico y espiritual donde los hombres cobijan el cumplir con el plan de Dios, desde allí hacia toda la humanidad. Es también Babilonia la nación física y espiritual que cobija que estos designios no se cumplan. La cultura americana de donde se dan los grandes filmes que promueven su cultura de salvación por ellos mismos y no por la muerte y resurrección de Jesús.
Cada vez más la cultura que se adentra en todas las naciones es que se salvarán por los grandes adelantos tecnológicos y librando batallas épicas, que nos protegen de los malvados que quieren destruir o conquistar el mundo.
«¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad, vestida de tela de lino fino, de color púrpura y escarlata, adornada con oro, piedras preciosas y perlas, porque en una sola hora ha quedado destruida toda su riqueza!».
Al mencionar “en una sola hora”, es de percatarse que no se puede librar una batalla épica ni con los adelantos tecnológicos que se desarrollen en nuestra modernidad ni en los del fin. En otras versiones indica “en un abrir y en un cerrar de ojos”, pero se quiere tomar la versión bíblica de “en una hora” porque está en sentido simbólico.
Un filme que promueve la cultura de dicha nación tampoco tiene exactamente este espacio de tiempo, pero se asemeja a que uno similar en relación como difunden su poderío será el que le traerá destrucción.
«“¡Ay! ¡Ay de la gran ciudad con cuya opulencia se enriquecieron todos los dueños de flotas navieras! ¡En una sola hora ha quedado destruida!” ¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alégrense también ustedes, creyentes, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, ha hecho justicia».
Podría ser un filme documental o una historia reveladora de los dos olivos o los dos candelabros que van delante de Dios en la tierra cuando caigan muertos en el apocalipsis.
«Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado».
Si Babilonia fuera destruida en una gran guerra esta batalla no podría ser de una hora o en un abrir y cerrar de ojos ni con las armas nucleares que hoy existen ni con las que existirán porque fue claro Jesús en mencionar “quien a hierro mata a hierro muere”.
Las informaciones hoy en el mundo viajan a la velocidad de las señales de frecuencia que se expanden por el aire, una noticia en un determinado lugar del mundo llega al lugar opuesto de la tierra en contados minutos. Pues parece que esto que difunde la cultura de Babilonia a través de noticiarios también podría ser la forma en como se dé el fin del libertinaje a que llevan a las generaciones de todo el mundo.
«Así también tú, Babilonia, gran ciudad, serás derribada con la misma violencia y desaparecerás de la faz de la tierra».
Si Dios la destruye como en la antigüedad es porque la contaminación cultural que de allí se da cubre de tinieblas a todo el mundo. Indica “con la misma violencia” y su opulencia se da con la destrucción violenta de sus enemigos en los filmes que allí realizan. Es una cultura que muestra su poderío para derribar a cualquier enemigo que se le ponga en frente. Cuando inician una cruzada de ayuda hacia las naciones de África no hacen esto “Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha” sino que la pone en primer lugar en los diarios, en los tabloides, en los noticiarios de la televisión, en una publicidad única en todo el mundo.
Esta nación ha hecho tratos y convenios con todas las naciones. Entonces, si fuera a ser destruida con una guerra las naciones aliadas o amigas irían en su ayuda, casi todo el mundo depende de su economía o de la forma en que hace sus tratados, convenios, leyes, normas, etc. que rigen gran parte del mundo. No va a ser destruida con algo así.
«Jamás volverá a oírse en ti la música de los cantantes de arpas, flautas y trompetas. Jamás volverá a hallarse en ti tipo de artesano. Jamás volverá a oírse en ti ruido de la rueda de molino. Jamás volverá a brillar en ti luz de ninguna lámpara. Jamás volverá a sentirse en ti voz del novio y de la novia».
Los filmes tienen música, y en general la música de este país tiene a los más grandes exponentes de esta expresión artística que nacen en este país y que la música las colocan en sus filmes, las dan en conciertos, que, aunque podría referirse a un concierto igualmente por lo de una hora pareciera no poder otorgársele tal difusión para hacerla caer completamente a tal punto que ninguna nación se acerque y negocie más con ella.
Tampoco nadie debe de entrar porque quien ingrese tendría el mismo destino desolador. La cizaña que sembró el enemigo crece junto con el trigo, desarraiguemos la cizaña para que podamos dar solo buenos frutos. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Dios quiere que diferenciemos claramente qué es lo que nos lleva a la condenación y qué es lo que verdaderamente nos lleva a estar cerca de Él, sigamos con este convencimiento de fe porque esto es lo verdadero y lo que realmente nos acerca a Dios.
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