miércoles, 31 de julio de 2024

MES DE JULIO 2024, NO TENDRÍAS NINGÚN PODER SOBRE MÍ

 

Portada del mes de julio 2024 del tercer año de la serie "el amor que nos cambia"


Traemos el texto del mes de julio del 2024 de la saga "El amor que nos cambia". El relato busca acercarnos verdaderamente entre todos los hombres. No colocarnos títulos, o encumbrarnos de forma equivocada; busca colocar a Dios primero y ver la gloria de Dios en cada situación en que nos encontremos.

Puede leer el relato aquí en Facebook o lo puede hacer en nuestras plataformas de lectura electrónica.

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Por último, también lo hallará en nuestra página de Facebook y en nuestra cuenta de Linkedin.

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RESUMEN

Jesús es llevado a ser juzgado ante Poncio Pilato y es allí donde menciona esta frase, no le respondía a sus preguntas porque los jefes de los sacerdotes lo habían acusado de blasfemar y de negar la autoridad del César. “No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubieran dado desde lo alto” pudo oírsele decir, cuando él gobernador de Roma en Judea le había increpado, “no sabes que tengo la autoridad para soltarte o para condenarte”.

Porqué le dijo “desde lo alto” y no “de Dios”, quizás porque no significan lo mismo o quizás porque deseaba que indaguemos un poco y discernamos un poco más en aquella frase.

Pues bien, en el relato del mes de julio 2024 de la saga “el amor que nos cambia en su tercer año” queremos presentarle una posible respuesta a esta interrogante que nos hacemos y que nos llevaría a hacer lo mismo con todas las demás preguntas que podrían surgir.

 

Ahora les dejamos el relato completo.

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NO TENDRÍAS NINGÚN PODER SOBRE MÍ

Las situaciones duras son las que nos hacen fortalecernos para que crezca nuestra fe, aunque pensamos que nuestras oraciones no han sido oídas o que Dios no las está haciendo conforme le pedimos.

En realidad, está haciéndola cumplir del modo correcto. Tenemos que seguir trabajando pues el compromiso de Dios no está designado solo a cumplirse en la tierra, se basa en la sabiduría eterna de cumplirse en la plenitud del cielo.

Toda oración llega a oídos de Dios, no dudemos que está trabajando en eso que le pedimos solo que nosotros debemos forjar este espíritu para recibirlo.

Cuando un espíritu inmundo sale del hombre, éste vaga por el desierto y sediento se dice “volveré de donde salí”, entonces busca a otros peores que él y cuando llega a este mismo hombre encuentra la casa barrida y arreglada y así hace morada con todos ellos allí.

Un hombre debe saber que sin el Espíritu de Dios en el corazón otro espíritu lo habitará y no quiere decir que cuando caigamos en pecado este otro lo habitará, sino que la gracia de Dios dada en su Espíritu debe de infundir el temor para que aquel otro no se cobije en nuestro ser.

Todos somos pecadores eso es natural, pero es divino acercarnos a Dios en todo instante aún en pecado para que nos envuelva en su perdón.

No hay nada fuera de Dios, todo está bajo sus manos incluso aquellos espíritus inmundos.

«Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?»

El tiempo de Dios para eliminar al enemigo se acerca, pero la maldad está en los hombres por lo que debemos prepararnos para que todas estas cosas no nos pasen a nosotros y el único que podrá librarnos de todas estas cosas que vendrán es Dios.

El camino es Jesús y nuestro maestro nos enseñó cómo he de librarnos a través de cumplir sus enseñanzas.

Los hombres no reconocían a Jesús como el Hijo del Altísimo, pero los demonios, sí. Es por lo que le imploran ser enviados al hato grande de cerdos que yacía cerca, aún debe de haber el número de hombres para gobernar con Jesús en el reino de los cielos, para que acontezcan todas las calamidades en la tierra sobre quienes no hacen su voluntad.

Los hombres con Dios pueden sobreponerse no por ellos, sino por la gracia de Dios, pero sabemos que la vida en la tierra es limitada y llega a su fin mas no los días de los hombres en los cielos.

«Si la trompeta suena en la ciudad, la gente se alarma; si algo malo pasa en la ciudad, es porque el Señor lo ha mandado. Nunca hace nada el Señor sin revelarlo a sus siervos los profetas.»

La palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que una espada de dos filos corta el alma, las coyunturas y llega a los tuétanos de los huesos. Para discernir las intenciones del corazón de los hombres. Nada escapa a la sabiduría de Dios y no hay algo escondido que no llegue a saberse.

La palabra de Dios que narran los hechos del fin que acontecerán son para que conozcamos qué hacer, para poder salvarnos. Nuestro corazón no se llene de las cosas materiales de la tierra, las cosas valederas son las del cielo. No acumulen tesoros en la tierra donde el hollín y la polilla carcome, mas bien acumulen tesoros en el cielo donde el ladrón no hurta ni nada lo carcome.

Lo valioso está en eso qué hacemos con los que tenemos cerca, de como nos expresamos, de cómo nos sentimos en los momentos difíciles cuando tenemos a Dios en el corazón. Cómo podemos resolver en los momentos desafiantes, qué hacemos cuando alguien nos necesita, si nos negamos a nosotros por el amor de Dios actuando en nosotros.

«Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; porque de él mana la vida».

Lo perecedero no surte mayor efecto que, un pueblo caminando con el anhelo de llenarnos del consuelo del Espíritu de Dios porque nos hemos apartado del camino correcto.

«Os trastorné, como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue. Por todo eso, pueblo de Israel, ahora voy a castigarlos; y como no podrán evitarlo, ¡prepárense para encontrarse conmigo».

«Os digo que, entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él».

El camino lo empezó Juan el bautizante, pero él sabía que era la voz en el desierto, solo preparaba el camino a quién él no merecía agacharse para atarle los cordones de sus sandalias, aplanó los montes y rellenó las depresiones. Dijo que el que tenga dos capas que le dé una a quien no la tenga. A un soldado que le preguntó qué debía hacer, él le dijo que se conformara con su salario.

Jesús dijo “díganle a Juan, los ciegos miran, los cojos andan y la buena noticia es proclamada a los pobres”. Jesús es el único camino ¿Por qué dudan?

«Si yo no hago las obras que hace mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean en las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre».

«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá».

«Ciertamente os aseguro que me buscáis no porque habéis visto señales, sino porque comisteis pan hasta llenaros. Trabajad, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre».

Todo lo encontramos en Jesús, su hijo único en quien podemos percibir a Dios mismo.

Los que responden al llamado de Dios obtendremos un lugar en la casa de Dios, pero es claro notar que Jesús al ser llevado a morir cuando estaba siendo juzgado por Pilato se refirió a la autoridad que tenía de este modo.

«No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubieran dado desde lo alto».

Jesús no tiene autoridad sobre el gobernador de Roma en Judea, Poncio Pilato, porque su gobierno no es de este mundo sino sus ángeles no permitirían que fuese a ser juzgado.

En todo, no es tan clara esta declaración porque pareciera ser algo inexacta ya que así no se debe de llevar los designios de Dios. Para conocer en su totalidad es necesario verla ampliamente.

En el mundo existen jerarquías y eso viene desde el principio ¿Cuándo un hombre fue a tener un designio mayor que otro?

Abel encontró la predilección de Dios al ofrecer como ofrenda el sacrificio de las primeras crías de su rebaño, luego Dios ve en Noé como quien tiene temor de Dios por sobre todo el miedo que se infunde en la tierra por los gigantes nefilín, a quien, Dios le ordena construir el arca para terminar con el terror que se había diseminado, salvar solo a él, a sus parientes cercanos juntamente a las especies hembra y macho de todas las especies de animales.

Luego se ve a Enoc el profeta que se indica en su libro apócrifo que caminaba por el espacio sideral con los ángeles, el mismo habla más detalladamente sobre los nefilín, quienes habían nacido de la unión de los ángeles con las mujeres de los hombres.

También a Abraham el patriarca del pueblo elegido de Dios, profeta de la nación incontable que Dios le prometió. Se habla que Abraham, entregó a su hijo Isaac como herencia todas sus posesiones, no solo materiales también la potestad de continuar el legado que le fue otorgado por Dios a su padre Abraham.

Y verán que de Abraham parten dos naciones grandes los Israelitas y los Ismaelitas. Ambos en contienda. La nación musulmana es la que provienen del hijo que tuvo Abraham con su sierva Agar, Ismael. Él nació antes, su esposa Saraí no quedaba embarazada, aunque los ángeles que le visitaron le habían prometido que le nacería un hijo.

Fue ella que le propuso a su esposo, Abraham, tener un hijo con la sierva de su propia casa, Agar; porque pensó ella, debido a su avanzada edad, ya no podría darle el hijo de la promesa de Dios a su esposo.

Entonces vemos en nuestros días que la nación musulmana descendencia del otro hijo del patriarca Abraham tienen como profeta más grande a Mahoma, y reconocen en el Corán (su libro sagrado) a Jesús como profeta, pero no como el hijo de Dios. Ven a Mahoma el profeta más alto.

De igual forma hay jerarquización cuando llegamos al rey David, continúa su legado en su hijo, el rey Salomón.

Los hombres que Dios llamó tienen una jerarquía, pero es Dios quien la otorga.

Y así llegamos a nuestros tiempos donde se ve a autoridades y a ciudadanos. A presidentes, ministros, senadores, diputados, alcaldes, regidores, prefectos, etc.

En todas las naciones hay jerarquización y esto mismo lo percibimos en la congregación religiosa. Están el Papa, monseñores, arzobispos, obispos, sacerdotes, párrocos, capellanes, laicos y así muchos títulos que se nos colocan para referirnos a nuestras autoridades.

Hay gobernantes y súbditos, así como señores y siervos, como que la línea de jerarquización es vertical, pero ¿Es necesario ser así?

«Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe».

«Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo».

«Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos».

La voluntad de Dios para los hombres está en el sentido de jerarquizar horizontalmente y no de forma vertical como es entre los hombres. Es decir, es plana no está en el sentido que se vive en este mundo. Si no, porqué alguien quisiera ser el primero si se convertirá en esclavo de todos o será el último de todos.

Cuando Dios trajo abajo las intenciones de Lucifer a través del arcángel Gabriel que comandó a los ángeles que decidieron no participar de la rebelión que estaba gestándose.

Lucifer fue echado del cielo y llegó a la tierra, él solo conocía la jerarquización que Dios impuso para con los ángeles que eran otros como él.

Entonces la respuesta a toda esta línea de la jerarquía que instauró el príncipe de este mundo o el gobernante de este mundo a los hombres es la que el diablo y satanás conoció cuando fue un ángel, pero ya no es más al haber abandonado el cielo. No obstante, llegó al hombre por el pecado de Adán y de Eva.

El enemigo de Dios engendró esta línea jerárquica en los hombres por el pecado y la línea jerárquica la creó Dios en el cielo para con los ángeles jerarquizados en querubines, serafines, arcángeles, etc. pero que no debía ser así entre los hombres.

El hombre, aún apartarse de su gracia en que se hallaba en el paraíso, tuvo que hacer algo así por el pecado que entró en el hombre por la serpiente antigua, el diablo. Aún ser, esta jerarquía, significativamente creada por Dios para con los ángeles y no para con los hombres.

Satanás no conocía algo diferente a lo que tenía por disposición de Dios en los ángeles.

Es por tal motivo que, vemos en nuestras autoridades de hoy que nos avasallan con su poder, aunque la autoridad proviene de arriba no proviene exactamente de la forma plena conforme a la voluntad de Dios.

La línea jerárquica que se ve es de lo que sembró satanás en los hombres y que es la forma en que la tenía cuando había sido un ángel de luz.

Lucifer tenía el designio más alto entre los ángeles, pero dejó de tener este designio al convertirse en un espíritu inmundo, ya como satanás y siendo así se instauró como príncipe de este mundo.

En el texto apócrifo se relata que fue el ángel Gabriel, quien provenía de una jerarquía menor, fue quien le hizo frente cuando Lucifer infundía el más grande propósito entre todos los ángeles.

Aunque su legado era muy alto en el cielo, su nombre significa “portador de luz”, pero que el ángel Gabriel cuyo nombre significa “quien como Dios” pudo hacerle frente y deponer la rebelión que había comenzado en el cielo por Lucifer que arrastró un tercio de las estrellas con su cola.

El designio mayor no estaba en el orden de los ángeles provenía de la línea directa de Dios en su hijo único, Jesús. La luz que se encarna en el cielo y que es la luz que ilumina a los hombres.

Satanás implantó su autoridad en este mundo, y ha sido soltado de su prisión de estar mil años encadenado para engañar a las naciones y reunirlos para la batalla. Batalla que ya se desató en los cielos.

«No me queda mucho tiempo para hablar con ustedes, porque se acerca el que gobierna este mundo. Él no tiene ningún poder sobre mí, pero haré lo que el Padre me manda, para que el mundo sepa que amo al Padre. Vamos, salgamos de aquí. No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí».

Dios tiene un plan en el cielo en donde se cumplen sus designios y aunque el hombre fue echado del paraíso a este mundo lleno de maldad por el gobierno que implantó el príncipe de este mundo. Debemos de notar en las sagradas escrituras todo lo que nos es necesario para estar en su reino hoy y en la eternidad.

«Junto con Jesús clavaron también a dos bandidos, y los pusieron uno a su derecha y el otro a su izquierda».

Jesús fue crucificado junto a dos malhechores, Él estaba en medio, la jerarquización horizontal es que todos los hombres estamos en el mismo plano terrenal, Jesús murió así, dado este plano igual que todo hombre, no hubo excepción en él en torno a la muerte.

Pero el estar al medio, al tener uno a su izquierda y otro a su derecha remarca el designio de haber definitivamente una jerarquización, pero en el mismo plano entre los hombres.

En el mensaje a las 7 iglesias y la iglesia la componemos hombres, somos todos hombres o seres humanos, se nos coloca de igual modo en la jerarquización horizontal ninguna por sobre otra, geográficamente en el mismo plano, somos llamados a ser sal y luz del mundo, es el llamado que todo hombre tiene.

«Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro».

Al comenzar el mensaje a las siete iglesias menciona primero a la de Éfeso, pero quien tiene en su diestra a este ángel y a las siete y anda en medio es claramente, Jesús. Jesús en medio de las siete en igual medida en un plano equivalente o similar con los hombres llamados a ser sal y luz del mundo.

Verán que los hombres al igual que Jesús con los malhechores en la crucifixión y al igual que las iglesias no hace jerarquización vertical porque en los hombres no hay esta jerarquización.

«Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve».

Jesús se hizo el sirviente por voluntad de su Padre, Dios y de igual modo para entrar en su reino he de notarnos hacernos sirviente, pero a este plano no podemos como hombres. Jesús mismo no le quitó esta autoridad a Poncio Pilato, murió por voluntad de un hombre o por voluntad de los hombres.

Pero cómo es que Jesús no se hizo polvo o no retornó a la tierra como todo hombre desde Adán y hasta el final.

«Pilato volvió a entrar en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:

—¿Eres tú el Rey de los judíos?

Jesús le dijo:

—¿Eso lo preguntas tú por tu cuenta, o porque otros te lo han dicho de mí?

Le contestó Pilato:

—¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»


La autoridad de los hombres llega solo al plano de los hombres y si no tendrían autoridad no podrían haberlo entregado a morir. Pero verán, que la autoridad de los hombres no traspasa la barrera de la muerte. La muerte es la barrera infranqueable que implantó el enemigo, satanás.

Mas Dios colocó un espíritu a los hombres y ésta es la que puede traspasar la barrera de la muerte que el gobernante de este mundo no puede eludir, no es la muerte; es el espíritu que Dios colocó al hombre para que tenga vida. Solo hay vida en el espíritu y si nosotros hemos de buscar algo en la tierra para evadir los designios de Dios eso es estar negando la autoridad de Dios y el cielo.

Encontrar la jerarquía vertical a través de Dios porque Dios lo impuso en el cielo y no para los hombres en la tierra. El diablo quiere implantar el engaño a través de sostener la muerte, muerte que ya fue derribada por Jesús.

Los propósitos de Dios no dejan de cumplirse, debemos de encontrar el camino que enseñó Jesús y aunque en el cielo ya estaba el designio que su hijo iluminaría la conciencia del hombre pues se indica que el hombre se rebelaría ante su Padre y su Hijo, el hijo de la luz sería quien reconvendría al hombre a seguir el propósito verdadero por el que fue creado para llegar a la vida y una vida como hay vida en el cielo, eterna por los siglos de los siglos porque no tendrá fin.

«Su gobierno y la paz nunca tendrán fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del Señor de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!».

La vida es el gobierno del cielo si deseamos algo de este mundo la muerte nos llegará de forma irremediable.

Juan 13, 4 – 17

Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás. —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, no solo los pies! —exclamó Simón Pedro. Jesús respondió: —Una persona que se ha bañado bien no necesita lavarse más que los pies para estar completamente limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque no todos. Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se refería cuando dijo: «No todos están limpios». Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó: —¿Entienden lo que acabo de hacer? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje. Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.

Oración. Dios Padre eterno, acuérdate de nosotros cuando reunidos suplicamos por que tu Espíritu Santo nos mueva a hacerlo continuamente, ayúdanos a encontrarte a través de Jesús puesto en los hombres que nos necesitan. Cuando el mundo nos lleve a apartarnos de ti, sepámoslo reconocer y no nos dejemos llevar. Tú y solo Tú puedes librarnos de la condena del diablo, sal a nuestro encuentro cuando esto suceda y tráenos de regreso a tu lado porque solo en ti hallamos el consuelo y la paz que no se halla en el mundo. Concédenos los dones de tu Espíritu para congregarnos en gozo, sabiduría y en verdad. Todo esto te pedimos nos lo concedas a través de Jesús tu hijo único, amén.


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